Jorge Rodríguez Gascón.
Es tarde y repaso las mejores jugadas de Luis Javier Suárez Charris (Santa Marta, Colombia, 1997). Descubro de nuevo su fútbol veloz, su despliegue constante, sus ganas de triunfar. Me gusta que cada jugada sea importante para él; le veo capaz de resolver los pases definitivos, de convertir un balón intrascendente en una de esas acciones que cambian los partidos. Quizá sea esa una de sus grandes virtudes. Luis Suárez siempre está en guardia, no sabe esperar. No aplaza sus momentos en los partidos, no se regula en las disputas y aprovecha cada oportunidad para ser decisivo. Vive los partidos con un punto de inconsciencia, como si el mañana nunca fuera importante. Para ello, protagoniza mil aventuras: pelea y recupera balones que parecen perdidos, burla a su marcador, se ofrece en un sinfín de desmarques y decide con furia ante los porteros. Lleva solo 8 partidos disputados en Zaragoza y sufro con la posibilidad de que ya no esté en el siguiente o en los que vendrán después.
Hago un recuento de sus 7 goles y descubro que todos sus tantos le definen con precisión. Se estrenó ante el Tenerife, tras un pase de Alberto Soro. La defensa tinerfeña cometió el error de dejarle dos segundos para pensar y demasiados metros para correr. Bastaron dos toques para acompañar su carrera y un tercero para fusilar al portero con la zurda. Frente al Alcorcón creyó antes que nadie en el error de su rival, dribló al portero y, a pesar de caer en la disputa, se levantó para marcar. Ante el Elche provocó un penalti en los minutos finales y lo ejecutó con frialdad, sin pedir permiso a nadie. Ya entonces era el favorito de la grada, un amor a primera vista.
También marcó de penalti su primer gol en Oviedo, con la misma seguridad que mostró en la Romareda. Dos jornadas antes había llegado su mejor obra de la temporada, frente al Extremadura. Bastaron cuatro toques. En el primero, se escoró demasiado; en el segundo, recuperó el tiempo perdido. Dejó lo mejor para el tercero, con un recorte de tacón que hizo que toda la defensa pasara de largo. La sentencia llegó en el cuarto toque, con un disparo de zurda inapelable. Sus dos últimos goles, el segundo del Tartiere y el que marcó ante el Málaga también demuestran su variedad de recursos. Ante el Oviedo, superó al portero con delicadeza. El encanto del gol del pasado jueves reside en un control que fue también un regate y en la potencia final de su disparo.
Luis Suárez es un delantero moderno y un jugador de equipo ejemplar. Posee talento, agresividad, intuición y un primer paso imparable. Juega al fútbol con la fuerza de un vendaval y se empeña en escribir en cada partido una historia que sea para siempre.
El Real Zaragoza pretende sortear los empates en las próximas jornadas y espera contar ante el Cádiz con Suárez, que es duda por unas molestias musculares. En la víspera del primer gran partido de la temporada, escucho la canción que Bob Dylan le dedicó a un boxeador que pudo haber sido campeón del mundo. Me gusta pensar que esa melodía le sienta bien a un futbolista desmedido, a un delantero total. Huracán Suárez.
Foto: as.com // Alfonso Reyes