Miguel Ángel Gayoso.
El Zaragoza mejoró en el último partido contra la AD Alcorcón porque llegó 0-0 al descanso. Ésa es la lectura y no es mucho decir. No acaba de levantar cabeza este Zaragoza. Se ha llegado al bochorno de elogiar el hecho de no ir perdiendo la primera mitad contra el líder. El equipo compitió algo mejor que en anteriores jornadas, pues no encajó en los primeros minutos. Más allá de eso, todo sombrío. Atacaron y defendieron más juntos, como equipo, pero cerrar atrás con más gente -que no mejor- repercute en estadísticas tan negativas como un sólo disparo en el primer tiempo y ninguno entre los tres palos en los 90 minutos. El Alcorcón, un líder con el quinto menor presupuesto de la categoría, nos vapuleó mostrándose superior en todas las líneas. ¿Debemos confiar en una reacción que no llega?
Alcaraz ya lleva la mitad de partidos que Idiakez y no ha cambiado gran cosa en cuanto a resultados. 4 puntos de 14 en 5 partidos. Por 11 de 30 que sacó su predecesor en 10 encuentros. Lo más deprimente es que peleamos por un objetivo opuesto al de hace unos meses, cuando la música de primera parecía sonar en nuestros oídos. Y para esto, quién sabe si no habría sido mejor dar confianza a la apuesta inicial de Idiakez y, si no vamos a pelear el ascenso, al menos completar un curso de rodaje para los canteranos y asentar un sistema que les haga crecer y, con ellos, al equipo.
Mientras tanto llega a Zaragoza un equipo que optó por la vía contraria. La de dar confianza a su técnico. Cervera visitó La Romareda en Octubre para disputar la Copa del Rey con su cargo en el desfiladero. Ganó, salvó la cabeza y, desde entonces, el Cádiz va como un tiro. Llega ahora a Zaragoza con su mejor racha, cinco victorias consecutivas, y un fútbol alegre que encandila a la afición cadista. En el caso del club gaditano, primaron la tranquilidad y la confianza en el artífice del ascenso a 2ª. En el arranque de la competición no acompañaban los resultados, pero el juego sí era vistoso y se competía bien. Algo que le ocurrió también al Zaragoza de Natxo González el curso pasado. La marcha de Álvaro García al Rayo Vallecano dejó un vació en el ataque difícil de llenar. Es esa zona del rival, la de medias puntas, la que más está haciendo sufrir al Zaragoza este año. Ocurrió el domingo con Sangalli, Borja Galán y Álvaro Peña. Pero ya lo habíamos vivido con Granada (Vadillo, Vico, Pozo), Mallorca (Lago Junior, Aridai), Osasuna (Rubén García, Brandon), Lugo o Albacete. En el Cádiz han conseguido tapar ese vacío con el dinamismo de Jairo y Salvi por las bandas, la magia en la zurda de Aketxe y la revelación Manu Vallejo, máximo goleador del equipo, un joven de Chiclana que está deslumbrando en su primer año como profesional y está llamado a ser la perla amarilla del futuro.
Cervera asumió el banquillo del Cádiz en 2016, a falta de cuatro partidos de liga regular en 2ªB. Disputó el play off y consiguió el ascenso al fútbol de plata. De aquel equipo quedan apenas dos titulares: el portero Cifuentes, Trofeo Zamora el año pasado, y Salvi. El plantel se ha completado con refuerzos de experiencia como el central Sergio Sánchez o el mediocentro Álex Fernández. En el momento de mayor presión el club decidió otorgar confianza a la plantilla. Y técnico y jugadores se la han devuelto en forma de victorias. Desde la visita en Copa a la capital maña, el 17 de Octubre, no han perdido. Y, es más, encadenan cinco victorias seguidas (seis si contamos la de Copa ante el Espanyol), la última por 4-1 al Las Palmas.
Seamos sinceros, el aficionado blanquillo no tiene muchos motivos para el optimismo. Le queda la esperanza de que en el fútbol el final no está escrito y cualquier cosa puede pasar. Poco lugar queda para la ilusión en un equipo cada vez más alejado de su grandeza. Al menos, que no nos canten la chirigota.